jueves, 21 de junio de 2007

MATARÓ



Ésta es nuestra ciuda. Una ciudad enferma y llena de tristezas tras las cabezas bajas de los deambulantes. Un lugar del que nadie escapa porque cuando lo hace, lo hecha de menos. Aquí estamos acostumbrados a querernos entre nosotros porque no hay una jodida cosa que nos haga amar a las manos que la desedifican.

Pero a nuestros amigos siempre nos los cruzamos por la calle. Odiamos los muros, pero no podemos vivir sin nuestra gente. Odiamos la política que no se lleva a cavo i odiamos las mentes pensantes que sólo miran por sus bolsillos, pero eso nos hace fuertes, y hacerse fuerte es una gran adicción. Quiero la guerra, quiero que se libre una gran batalla i que consigamos cambiar nuestro mundo. Vivimos en una ciudad que muere y sólo nosotros podemos cambiar eso. A ellos no les gustan los colores, no les gusta vernos felices, ni que cantemos, ni que pintemos nuestras fachadas si no es con los colores acordados por convenio, no les gusta que tengamos mentes creativas ni que critiquemos su falta de trabajo, su monotemática para destruir nuestros sueños y construir sus parcelas de demonios de Lynch.

Pero esta vez os invito a que pensemos por nosotros mismos y a que les encaremos porque eso es algo que los hombres de gris no soportan que hagamos. Para hacer la guerra no hace falta ser mucho. Tenemos cerebritos que crean nuevas imàgenes y proyectan, tenemos manos que construyen cosas bonitas, voces que gritan aquello que elegimos, pies que caminan hacia nuevos futuros y corazones que laten con gran intensidad si les dejamos desbocar. Nuestras vidas dependen sólo de nosotros, y sí amigos, podemos cambiar todo aquello que nos espera. Podemos cambiar nuestros trabajos, nuestros bares, nuestros sueños, nuestro modus vivendis (hipotecas, matrimonio, hijos, dinero en nuestra libreta de ahorros, OT...), podemos incluso apagar nuestros televisores y que ya no nos preocupe lo que ellos eligen que nos tiene que preocupar, podemos construinos nuestra propia burbuja y hacerla real, tan real como todas esas cosas tan serias que nos hacen marear las cabezas sólo porque a ellos les gusta que nuestras cabezas sufran por todo aquello que nunca, de forma natural, hubiera ocupado un sólo segundo de nuestro pensamiento.

Esto es Mataró amigos, Mataró va dejando de ser ellos, porque una vez te has ido, te das cuenta que Mataró sólo somos nosotros y la sangre que corre por nuestras venas.



3 comentarios:

pepzapata dijo...

Si les gusta el color, un color, el verde. Lo necesitan y para conseguirlo saben que no hay nada como el poder, por lo que mentirán y besaran niños, harán lo que sea y dirán lo que quieras escuchar con tal de conseguirlo i no solo durante elecciones.
El resto... les importa una mierda.
Es una lástima que demos el poder a quien lo pide, no estaríamos todos mejor si ese poder lo recibiera aquel que no lo quiere ni desea.

Nihm Smoboda dijo...

La pregunta no es lo que Mataró puede hacer por nosotros, sino lo que nosotros podemos hacer por Mataró...

Anónimo dijo...

lo que es triste es que haya que darle poder a alguien (lo pida o no)