viernes, 26 de octubre de 2007

MATARÓ MATA



La vuelta a Mataró ha sido una hóstia monumental contra la realidad. Las piedras han sido lanzadas una a una hasta abrirme la cabeza y hacerme sangrar. Imagino que sólo los donuts podrían entenderme ahora. Las lágrimas que cayeron en el avión de vuelta siguen haciendo el recorrido Barcelona-Berlin y las envidio un montón. Lástima que no puedan bajar en el aeropuerto y coger un taxi hasta Alexandreplatz para disfrutar de sus coloridas luces nocturnas y una copas en el Bang Bang servidas por Kay, uno de los chicos más guapos y más sonrientes de la ciudad. Allí todos bailan al ritmo del mejor Rock&Roll de los 60 y disfrutan de buenos conciertos cada semana al módico precio de 5 euros. Al revés que en Mataró, a los concietos la gente va antes de que empiecen y muchos se marchan cuando ha terminado.

En la ciudad gris son tanta las veces en las que uno se siente tentado a tirar la toalla que el agotamiento no tarda ni tres dias a surgir tras una vacaciones en una ciudad de verdad. Ahora mismo tengo la sensación de estar perdiendo el tiempo. Me pregunto cuántos años les llevamos de retraso. Las caras de la gente no son de asfixia como uno puede encontrarse aquí a cada paso. Los sueldos son más elevados sin tener que trabajar tantas horas, y la comida, la ropa y los alquileres, más económicos. Allí son muchos los que viven solos por unos 400 euros al mes. La única condición es hablar alemán y no descarto la posibilidad de aprenderlo porque es un idioma precioso.

Mientras tanto, en una pequeña plaza de Mataró, hay un bar maldito por los peces gordos. La explicación sigue sin aparecer a pesar de las muchas teorias que rondan mi cabeza. Podría ser la lucha cultural que en mis tiempos de compañía teatral llevé a cabo contra el ayuntamiento devido al poco apoyo que se nos da a los artistas de la ciudad, podría ser la mafia que se mueve entre policia local y ayuntamiento, podría ser un enemigo oculto, podrían ser los vecinos, podría ser... la cuestión es que ahora sí. Mientras el conejo blanco se vino hasta Berlín para cambiarnos constantemente la buena suerte en mala, también hacía de las suyas en Mataró. Al llegar me he encontrado con que antes del 20 de noviembre Malkavian debe pagar 1.300 euros de multas por dos cosas que nunca sucedieron. Ni mi abogado se atrevió a reclamar. Dijo que sería una pérdida de tiempo y de dinero, es mi palabra contra la de la policía local y eso no tiene solución y menos en tiempos cercanos a las pagas dobles. Recaudación municipal, le llaman. Yo le llamo robo legal. Una multa por llamarles para pedirles ayuda porque teníamos a dos tipos violentos pateando la puerta y insultando a todo el mundo (ellos le llamaron queja de vecinos aunque en realidad fui yo misma la que llamé. Pero ha pasado más de un año y la llamada ha sido borrada), y otra por venir fuera de horas con el local en pleno funcionamiento y no sólo no quise dejar de servir y echar a la gente, sino que además a quien eché fue precisamente a los propios locales (yo le llamo entrar cuando todavía nos quedaban 10 minutos para tener a todo el mundo fuera, con el bar limpio, persiana medio bajada, sin música, sin servir ya a nadie y la rabia policial al ver que en el momento en que le dije a la gente que decidieran si querian salir del bar o no, todos pagaron y se fueron). 1.300 euros de mierda que no sé de dónde voy a sacar pero que por otro lado, espero sean la causa de muchos ataques al corazón (así se le llama a la muerte por consumo de cocaína) en el ayuntamiento y la policia local. Os aseguro que cada céntimo de esa multa estará tan podrido que no podrá causar más que mal a todos aquellos a quienes les caiga por primera vez en sus bolsillos.
En Mataró sólo queda una esperanza: lárgarse algún día a otro lugar.
Hay otra multa que queda pendiente. Ésta, aunque sea para partirse de la risa, al menos es real. El dia de nuestro primer aniversario, una maravillosa banda de jazz amenizó nuestra fiesta a primera hora. A pesar que la policia no hizo acto de presencia en el interior del bar para advertir de ninguna molestia, se nos multó un sábado 13 de mayo a las 22:43 (aquí es donde debeis partiros la caja), por ruidos y no tener permiso para hacer conciertos. ¿Lo pueden hacer? Sí. Pero eso no hace la cosa menos ridícula y más teniendo en cuenta que hasta las 12 de la noche se pueden tener las puertas abiertas y estan las terrazas en pleno funcionamiento. En el resto de locales donde se han echo conciertos, no se les ha sancionado nunca, han ido y han advertido sobre la ilegalidad del echo. A nosotros, los Malkavian, nos la han metido por el culo. La sanción puede ir desde 600 euros a 60.000 y 12 meses de cierre del local. Espero que cuando esté en la cárcel os acordeis de mi y me mandeis muchos e-mails de ánimo.


Hablaré más del viaje a Berlín en la próxima ocasión, cuando tenga las fotos. En un dia como hoy, tras todas estas buenas noticias que he tenido a la vuelta, no me ha sido posible.