martes, 4 de diciembre de 2007

HEROES



Hay épocas en las que nos toca presenciar cosas que nos hacen dar cuenta de cuánto nos queda aún por aprender. Que la vida no es más que una broma efímera y de mal gusto que se nos escapa igual tanto si la disfrutamos, como si no. Ver a gente cercana enferma, o morir de un modo indigno, encender el televisor y presenciar accidentes que te dejan parapléjico de un dia para otro, escuchar historias en los bares de vidas que caen en desgracia eterna por no ponerle valor al asunto y hacer tan sólo lo que dictan los cánones de la sociedad actual. Hay mil millones de maneras pequeñas con las que desperdiciar nuestro tiempo mientras aún gozamos de salud y fuerza. Maneras que muchos desde su cama de hospital lamentan por no haber cambiado o no tener una segunda oportunidad.

¡Esto es un grito a la libertad!

Pueden llamarnos locos o insensatos o tantas cosas peores como quieran, pero un jueves 22 de noviembre cumplí 30 años hará poco más de una semana y ya siento que ha pasado una eternidad. Ese jueves fui al concierto Marilyn Manson con mis dos Ivanes. Aunque breve, fue un gran concierto. Puede que mis ojos estén acostumbrados a los maquillajes y vestuarios extremos, pero nada de aquello me pareció demasiado escandaloso o satánico. Por el contrario, si que disfruté de un gran show donde el reverendo presidía una ceremonia gotico-festiva inolvidable. El propósito no era verles nosotros a ellos. El propósito era que ellos vieran que estábamos allí. Al final, antes de la última canción, les lancé la boa negra que Nihm acavaba de regalarme y Rob Holliday (el bajista) la lució orgulloso enredada en su cuello hasta el fin del concierto llevándosela al vestuario con él. Misión conseguida.

Aquello sólo podía ser el preludio del gran viaje que nos esperaba. De nuevo el aeropuerto de Barcelona paseaba por nuestros pasadizos buscando el embarque que le llevara al corazón. La vuelta a Berlín devía ser intensa y gratificante ya que tan sólo una noche, la ciudad que nunca duerme (que ya no es Nueva York), nos acogería una vez más conduciéndonos en lo tan rocambolesco que Alicia, con todas sus maravillas, no podría descifrar. Sin hotel y sin maletas, lo único que nos sobró es que no se pudiera fumar ya en los aeropuertos.

He de deciros que si alguna vez vais a Berlin, no os perdais el White Trash, el local que nos acogió en la mayor parte de la noche. Ya no es tan sólo el sitio, que es precioso, también la gente y sobretodo la música. Todo Rock & Roll del clàsico, y del de ahora. En la parte de abajo, las guitarras sonaban con toda vanguardia, grupos que jamás hemos escuchado aquí en nuestro país pero que en cambio, allí, parecen de lo más comerciales. Y arriba, todo 60/70. Incluso tuve la oportuniodad de bailar el Time Warmp del Rocky Horror show, toda una delicia.

La gente en Berlín es abierta, y más cuando te ven con ganas de fiesta. Para bailar, tonto el último. He de agradecer a un grupo de músicos pirados llamados atomicworkers la buena acogida que me dieron en su hogar. Un piso muy cercano a Alexandresplatz que daba cobijo a toda clase de artistas tarados con mucho gusto e higiene (cosa impensable aquí, y me incluyo). Al fin fuimos "heroes" por una noche nada más, aunque para nada queda descartado que la cosa vuelva a repetirse, que volvamos a encontrarnos en este mundo gris tan real que da asco. Y es que de echo... es tan serio todo en la realidad que dan ganas de quedarse a vivir en el laberinto de Bowie por muy jodida que esté la cosa. Dan ganas de que te secuestren al hermanito más coñazo que tengas y te lo conviertan en Goublin.

Y como la vergüenza parece ser que está al otro lado del muro, en el mío vivo con demencia lo que la vida me pone entre las piernas sonrojándome el corazón.

La vuelta a Barcelona volvió a ser triste. Otra vez la ley en los talones, los impuestos, los problemas en el bar, el final de mes, la guerra y eso sí, un cumpleaños que nunca parecía terminar.

Lo mejor de esta ciudad en la que vivimos somos nosotros y nunca me cansaré de repetirlo. Aquellos que luchamos por transformar todo lo que nos rodea, los que nos la jugamos a malas famas por que no nos quiten la sonrisa de los labios ni uno solo de nuestros días. Lo mejor de Mataró, sois vosotros Malkavianos. Y lo demostrasteis el viernes en el concierto de la Negra Flor una vez más. Un bar que apenas visita nadie, de pronto tenía todos sus taburetes ocupados y gente de pie en las barras dando palmas a ritmo de buen R&R. Y no lo digo porque los músicos fuéramos Julián y yo, sino por todos aquellos que algún día compusieron las canciones que versionamos. Un precedente a un bar que sólo ponía música en castellano y ahora, en cambio, amplia sus horizontes y se lanza a mezclar lo que ya tenía con música internacinal de los 80-90. ¡Un hurra para ellos!

Gracias a todos los que asististeis y a los que no, os espero el próximo 15 de diciembre en el Clap. No os arrepentireis.


3 comentarios:

ANA dijo...

Muchas personas enfermas luchando contr la enfermedad, ya no solo mortal sino como tu bien dices minusválidos etc. Por eso pienso que los que podemos hacer algo no nos quedemos quietos, no sabemos como estaremos mañana el hoy hay que vivirlo lo mejor que se pueda, cuanta gente lo quisiera poder hacer. Por otro lado el dia 15 seguro y sin falta estoy como una loca animando allí como una loca, la voy a liar. Ya veras, ya.

Nihm Smoboda dijo...

Me and you and you and me
no matter how they toss the dice
it had to be
the only one for me is you
and you for me
so happy together...

Un ángel y un diablo a cada lado. Ambos susurrando.

No hay nada como escuchar Heroes de Bowie en la Müllerstrasse.

JaleoJaputa dijo...

Así me gusta Ana! Seguro que no te decepcionamos. Nihm, el 17 de este mes podremos volver a hacerlo... It's too late!