miércoles, 26 de septiembre de 2007
miércoles, 19 de septiembre de 2007
EL REPARTIDOR DE SUERTE
Saïd llevaba si



Claudia había sido la chica del grupo durante muchos años. Desde que empezaron a salir por los bares antes de cumplir los dieciocho. Le había pasado de todo y jamás encajó con ninguno de los hombres que había encontrado en el camino. Ahora lloraba desconsolada. Saïd nunca la había visto llorar y la abrazó. Claudia era una chica fuerte que siempre se enfrentaba con una sonrisa a los contratiempos. De un tiempo a esta parte ya no se veían tanto. Cada uno del grupo encaminaba su vida hacia cosas distintas.Saïd se acordó de su bolsita llena de tesoros. A Claudia siempre le habíangustado este tipo de chorradas, así que la abrió y sacó un pedacito de cristal.- Este cristal es mágico – Empezó Saïd – Refleja la parte de uno mismo que no queremos ver y nos da soluciones. Seguro que te trae suerte.Saïd no creía en absoluto en lo que acababa de decir como nunca creyó en Alá, el dios de su madre. A Saïd le gustaba ejercitar su imaginación contando historias. Pero lo cierto es que pronunciando esas palabras, encontró una primera explicación hacia ese enigma que tanto le perturbaba, y aunque la idea le resultó, en un principio, descabellada, descabellado también le habría parecido imaginarse alguna vez compartiendo con Claudia

La chica menuda de la cara desigual tenía un nombre. Saïd ahora no podía recordarlo, pero seguro que tenía uno. Se veían en el piso que Saïd compartía con dos amigos. En el cuarto de Saïd las paredes contaban relatos. Aprendieron juntos que el universo entero se reflejaba en cada uno de los detalles; En una cama que tiene su propio sonido y habla si se la hace hablar, en los espejos que chirrían al contacto con la piel y el sudor, en el delicado estallido de un horrendo souvenir de cristal indefenso ante el descuido de un empujón carnal, y en el falso silencio que queda después, cuando todas las cosas animadas se ponen a comentar…Aquella habitación era para Saïd el mundo entero. Hablaba a la oscura noche desde su ventana, escribía deseos en las paredes que quedaban ocultas tras los muebles, creaba

Penélope era del barrio. Saïd se la cruzaba casi todos los días en esa hora en que abren los comercios en su segundo turno. Era mayor que él y muy atractiva. Sus piernas no padecían ni el calor ni el frío pues siempre usaba falda. Un día afortunado, las faldas de Penélope no quisieron salir de sus perchas y un discreto pantalón largo cubrió aquello que a todos hacía dar media vuelta mientras cogían del brazo a otras. A Saïd, esa tarde, Penélope le pareció más guapa que nunca. La miró tanto mientras cargaba una enorme caja que a duras penas lograba entrar en su portal, que en un descuido, la profundidad de sus ojos rebotó contra ella haciéndola caer al suelo, torpemente. Saïd corrió a socorrerla.- ¿Te has hecho daño?- Es que esta caja es


Saïd no encajaba muy bien con sus nuevos compañeros de piso, así quedecidió independizase. Tal vez, su chiquilla quisiera vivir con él si tenían un lugar propio por el que pulular sin tener que cruzarse con ningún extraño por los pasillos. Su nuevo hogar, no era muy grande pero suficiente para los dos. Allí colgó lafotografía en una de las paredes de su cuarto. No le preocupó demasiado el resto de la decoración. Su novia, porque eso sí que lo tenía claro, aquella chiquilla de curiosas maneras era su novia, se instaló con él al poco tiempo. Pensaba en ella cuando compraba los muebles para su nueva casa, también cuando compró la vajilla, las cortinas, la ropa de cama, su propia ropa de vestir. Se acordaba tanto de ella cuando no la tenía a su lado, que apenas se acordaba ya de la última vez que h

Saïd echó sobre la mesa del comedor todos sus cristales mágicos. Jugó con ellos buscando formas nuevas, rejuntándolos, creando paisajes imposibles en rojo. Nolograba descubrir su significado, pero esos pedazos le decían cosas, porque no cesaba de descubrir nuevas inquietudes distrayéndose con ellos. Cosas sobre él mismo. Al marido de Penélope le trasladaron definitivamente a la ciudad, ella estaba muy contenta. Saïd descubrió que esas piedrecitas da


- Me voy. Ya no puedo soportarlo más. Y se fue. Esas fueron sus últimas palabras. La chica menuda sujetaba un pañuelo lila con el que iba secando las lágrimas que caían incesantes por sus mejillas desfiguradas. El pañuelo cayó al suelo justo

La chica de los mechones desafiantes a la gravedad tenía un nombre, y ese nombre era Esther. Ahora podía recordarlo.Saïd tomaba una caña en la barra de un nuevo bar que acababan de abrir. Unos grandes pechos le saludaron. Sobre ellos un cuello que pedía a gritos ser mordido y sobre éste, un rostro. Su



viernes, 14 de septiembre de 2007
DÍAS DE VERANO
Los veranos son siempre épocas extrañas de euforia y depresión. Para la mayoría llegan las vacaciones y los que no las tienen o la hipoteca no

Desde los tiempos en que se pasaba más rato en el agua que haciendo el lagarto cargándonos de ultravioletas, la playa és un lugar que ha dejado de divertirme. No corresponde a mi edad que diga estas palabras. Debería estar en esa franja donde la belleza externa va hacia la vejez y debería hacer cualquier cosa para evitarlo, para sentirme desgraciada por no tener ya los pechos en alto, la tez fina (o llena de granos), las carnes firmes y una mirada limpia, abierta y sin ojeras. Pero en vez de eso, mi máxima preocupación en la vida, sigue siendo realizar los sueños que todavía no he cumplido, trabajar para tirar mi vida ad

También las hormonas se me han alterado este verano (no soy ningún ángel y tengo el gran privilegio de disfrutar del sexo cuando éste llega), he paseado algún dia por la playa como cualquier hijo de vecino (de noche), y sí, he bebido demasiado en demasiadas ocasiones.
Lugares como el Clap, que en invierno no suelen apetecerme por el bullicio de las multitudes, en verano, se vuelven más agradables. Caras nuevas y más espacio para bailar y no estar pendiente de nadie ni de nada han sido siempre un aliciente para mí mientras goce de buena compañía.
Crecer en cambio me jode por una simple cosa. No son las canas, ni la tos por llevar tantos años fumando, que también. Me jode por ellos, por la manera que muchos hombres, ya gastados por perversiones demasiado asumidas o demasiado porno o dema

El verano terminó y con él las noches en lugares comunitarios. También Malkavian ha sufrido mutaciones. Estudiantes y gente que no devía levantarse temprano al día siguiente, han conseguido noches muy agradables de conversación, risas y sueños al aire. Pronto se acercará el frío. Pronto mediremos unos centímetros menos bajo nuestros abrigos y Malkavian servirá más té que en todo el año. Pronto las caras morenas tendran tez pálida y no sonreiremos tanto. Me invade un sentimiento de fatalidad al descubrir que debemos volver a nuestras rutinas y valorar si realmente vale la pena aquello en lo que estamos. Pronto, los deseos de una noche loca cambiarán por el deseo de un amor eterno.
D


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